Durante las pasadas vacaciones disfruté de unos buenos ratos de lectura con el libro de Paul Torday titulado La Pesca de Salmón en Yemen.
Se trata de una obra breve y amena, a lo que quizá contribuye el fresco intercambio de e-mails y cartas entre sus personajes, así como el humor e ironía que destila ( "farsa en la más pura tradición del humorismo británico, donde lo absurdo y lo extravagante se someten a los dictados de una lógica implacable y peculiar" ha dicho de ella Moncho Alpuente en El País).
Al margen de la trama principal de la obra -los preparativos para la introducción de la pesca deportiva del salmón en una desértica zona montañosa yemení- lo que más me ha atraído del libro ha sido la simpática evolución del tranquilo y anodino trabajo del civil servant inglés, Mr. Jones, a una nueva forma de trabajar consistente en "gestionar un proyecto".
También en nuestro país, la gestión de proyectos va introduciéndose paulatinamente en diferentes ámbitos de la Administración Pública -distintos a los informáticos, de obra pública, etc.- como una forma de dirigir, de alcanzar objetivos, aunque las rígidas y jerarquizadas estructuras administrativas no sean las más idóneas para un trabajo en equipo, multidisciplinar, con plazos previamente fijados y con un calendario que cumplir.
Hace ya casi un año tuve la oportunidad de trabajar con un grupo de empleados públicos, en su mayoría en puestos directivos, sobre gestión de proyectos. Para todos los asistentes supuso una novedad este tema y, al mismo, tiempo, un auténtico descubrimiento. El descubrimiento de un conjunto de técnicas y herramientas que les facilitarían muchas tareas en lo sucesivo porque, en realidad, tenían entre sus manos muchos proyectos que sacar adelante.
En teoría, un proyecto en la Administración Pública se diferenciaría poco de un proyecto en una organización privada, aunque en la práctica nos podemos encontrar con algunas peculiaridades como, p.ej., que la organización administrativa no se encuentra estructurada para trabajar por proyectos o que las influencias y riesgos de caracter social o político adquieren mayor relevancia.
Rafael Beitia
2 comentarios:
Yo también he tenido la suerte de leer ese libro que debería ser de lectura obligatoria para todo consultor que trabaje con la Administración Pública. Es aconsejable también para los Mr Jones de turno.
Gracias por haberme hecho recordar esa lectura tan divertida.
Amedeo Maturo
En mi caso y con gran pena vi primero la pelicula en versión inglesa ya que me llamó especialmente la atencion laas resistencias que oponia al principio el funcionario de turno... que sin embargo acaba entendiendo y comprometiendose definitivamente con el proyecto
Me leere el libro :-)
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